TRUMP TROPEZO CON LA FARMACIA
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17/11/2020
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Puede que el inefable ex presidente Trump siga buscando con sus abogados los tres pies del gato de su derrota electoral. La hiel del perdedor es amarga de tragar. No era, sin embargo, el electo Joe Biden el peor enemigo. Sino la sombra de Wall Street. Si escarbamos un poco en la lógica que mueve el mundo, lo más evidente es que Trump se derrotó a sí mismo. En su ensimismamiento megalómano calculó mal sus auténticas fuerzas y se dejó llevar por la baladronería propia del personaje. Quien manda realmente en la política representativa (que no quiere decir democracia)no es Trump. Donald cavó su tumba política cuando hizo mofa de la pandemia vírica covid-19 que esta asolando al planeta (Incluidos los EEUU). Aparte del ningún respeto a los muertos, desdeñó las reglas del juego capitalista creyó ser el rey del mundo. Donald Trump se atrevió a tocar la fibra más sensible y poderosa del macrocapitalismo de estos tiempos: el lobby farmacéutico. Un conglomerado de calibre sobrenatural, compuesto por bancos y grupos financieros con siglas fantasmagóricas pero reales y de potencial inimaginable. El lobby farmacéutico invierte en armas, energía y todo aquello susceptible de seguir multiplicando sus beneficios. Al fin Trump ha quedado en la Historia presidencial USA como lo que es: un patán del Medio oeste americano.
Ahora mismo Trump ya pasó a la historia, aunque él no lo sepa o no lo quiera saber. La lucha a brazo partido se libra por las patentes de la vacuna milagrosa del covid-19. Los laboratorios de los gigantes aceleran sus conclusiones en las probetas. El pastel les pone los dientes largos. Millones de dosis de la vacuna providencial. Las acciones de Moderna, Pfizer y compañía sumando el gran dinero como la espuma.Y encima habrán salvado al mundo. Por un precio, se entiende. Trump osó y cayó estrepitosamente. Cuando cayó ya estaba muerto. Un muñeco desflecado. Y ahí sigue, clamando en el desierto de los fakes y los fraudes.
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