RENFE privatiza sus retretes |
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20/07/2015 |
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Por si cupiera alguna duda al respecto, cada día que pasa está más claro que la única idea maestra de PP de Rajoy es exprimir al ciudadano peatonal como si fuera un cítrico. No hay otra cosa ni entresijo. El cráneo no les da más de sí y ya son unos años eternos los que llevan mareando perdices y practicando monterías en el Fondo de Pensiones.
Cuando uno decide viajar en un tren español, una valentía reservada para mentes estropeadas por la literatura o inconscientes comunes, uno supone que no solo el billete le da derecho a sentarse en un asiento más o menos incómodo, sino a los servicios inherentes a la necesidad fisiológica en la estación donde encuentra el convoy. Pero no, esta es demasiada hipótesis para el ferrocarril nacional del PP.
Antes de ahora te servían en el tren de comer y beber si pagabas, pero podías mear a discreción y despejar las brumas del pensamiento con el rancio y persistente olor del tigre urinario en el andén. Había que superar una barrera de persistente de efluvio vejigal que se remontaba a la seadmien yarjtas Visinvención del vapor. Pero ese era un pretérito gratuito que ya no se incluye: el gobierno ha decretado que si el viajero necesita evacuar, lo haga en su casa a antes de salir o bien pagando. Para cumplir con el nuevo reglamento, hay ceñudos seguratas de rostro amarillento por la falta oxígeno ambientaly cuya misión es impedir que nadie se baje el calzón y haga descarrilar el esfínter.
Así pues, partir de ahora el billete tan solo da derecho a llegar con el retraso previsto. Y si el descuido de unas gotas en el pantalón ponen en evidencia un trance mingitorio interrumpido trance mingitorio por el riesgo de perder el tren, se aplicarará un recargo por haber salpicado suelo comunitario. Se admien tarjetas Visa.
Y si se le ocurriera al viajero cagarse maldiciendo al gobierno, puede que sea perseguido por la ley mordaza. Así que,una vez más en España, estamos subidos en el tren de joderse, aguantarse y resignación.
O sea, ajo, agua y resina. Somos “ansí”. |
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