Aún, el toro de la Vega
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31/08/2014
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"Elegido" se llama la víctima de este año en el festejo energúmeno y torturador de los cafres de Tordesillas -Valladolid-España.

"Elegido" no ha podido elegir. Está esperando su hora. Su destino es morir alanceado en una aldea vallisoletana do habitan gañanes cerriles. Este toro bravo fue elegido y vendido en su día en la dehesa de origen para que los bajos instintos de la plebe de Tordesillas puedan ser exhibidos en toda su magnitud. En todo su esplendor, como manda la tradición española de la crueldad empecinada y cejijunta que excita las ingles agropecuarias.

El juego es muy sencillo. Soltarán a “Elegido” en una amplia campa para que albergue la fugaz ilusión de la libertad recobrada. Pero inmediatamente comprobará que no es así. Tordesillas le ha comprado para que muera de manera sádica. Los mozos cabalgarán sus corceles tras el toro que huye y le irán clavando lanzas, como si el animal fuera la diana de corcho de los bares donde los mozos y mozas del pueblo se embrutecen habitualmente. Luego, una vez muerto desangrado el toro, se celebrará la fiesta de la exaltación de la virilidad testicular demostrada en esta parte del universo. Ya se sabe, donde no hay cerebro, todo se resume al final en una cuestión de escroto. Estar entre los más "cojonudos" lanceros del pueblo da mucho de sí: confiere prestigio popular anual y puede que hasta se llegue a ser alcalde de la población. Desde luego, después de pinchar al toro hasta matarlo invitan a los héroes a vino, a cerveza o lo que sea. Y se liga más. Tras la hazaña, la masculinidad queda más evidente, sobremanera de cara a las hembras receptivas, en tanto que reproductores potenciales de la especie española.

Ante el acoso del sentido común de la civilización vulgar y corriente, los empecinados defensores de esta ritual escabechina ya han echado mano de todo tipo de argumentos irracionales o directamente idiotas para justificar la barbarie del Toro de la Vega" . A intelectos desbordantes como el de la presentadora de televición Mariló Montero, el Toro de la Vega le parece una gran fiesta”. Una diputada del Partido Popular rebate a los contrarios a la orgía diciendo que “si nos ponemos tan exquisitos, al pollo que comemos también lo matan”. Y así. Uno de los argumentos más más socorridos es el de que "el toro no sufre dolor". Sin embargo, esta falacia elemental la rebate cualquier veterinario que no sea de Tordesillas. Por lo tanto, asediados los catetos por las críticas de la razón, al final su soniquete preferido es un fuenteovejuno "lo hacemos porque se nos pone de los cojones". Subvencionados por el ministerio de Cultura.
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