El inútil combate |
 |
05/03/2008 |
. |
Ha sido tanta la densidad de la polvareda levantada que era necesario dejar que el polvo se posara, para aclararse un poco. Era el Debate con mayúsculas. Qué manera de tergiversar la realidad de las cosas con el disfraz de las palabras. El debate. No me gusta escribir sobre la política porque no oigo ni veo política que analizar, ni en que pensar. Hay espejismos y ciénagas, pero no hay política. Hay cabildeos y biombos trampantojos, pero no lugar para la nobleza de la palabra que describe unos ideales que compartir y convence por su propio peso.
El debate televisado. Otra imitación de las maneras gringas. El bipartdismo deseado por la estabilidad. Zapatero en la piel de un Obama rostro pálido y Rajoy de Mac Cain barbudo y con cabeza tiznada de farmatín. Imagen contra imagen. Gestos frente a gestos. Ni una idea nueva. Ni una solución concreta a los viejos y endémicos problemas de siempre jamás. Los parados seguirán parados en la vía muerta de la Estadística. Los intermediarios de las grandes superficies seguirán sangrando a los campesinos productores de alimentos. Los machos caducos seguirán apaleando y asesinando mujeres, castigados sin postre. Los bancos se seguirán adueñando de la vida, para amortajarla en la misma caja fuerte donde blanquean dinero negro de más que dudosa procedencia. La Iglesia de Rouco y Ratzinger seguirá repicando jaculatorias chungas con que llenar el cepillo con el generoso óbolo del Estado.
No ha sido más que otro marketing. A lo sumo se dirimía el futuro profesional del opositor de la escupitina sibilante, con pinta de sacristán acusica. Sólo faltaron los tenderetes de top manta vendiendo pins y bufandas con las imágenes de los candidatos en los alrededores del escenario.
Roma imperial era maestra en esto de entretener a las masas; para luego exigir los impuestos que financiaban el tren de vida de las clases altas. Mientras desviaban la atención de las turbas en la arena, los patricios del poder tejían sus intrigas palaciegas, declaraban guerras por las materias primas. Cuidaban de sus intereses.
Panem et circensis era entonces la consigna. Hipoteca y espectáculo, es la de hoy. Y los multimedios de comunicación de masas preparando el caldo de cultivo de las expectativas, con las elecciones de los idus de Marzo al fondo. Resulta difícil aspirar a la originalidad cuando hay cosas que no cambian. Sólo evolucionan las herramientas.
No era debate sino combate. Gladiadores con corbata. Ataque y contraataque hasta dejar al contrario con las tripas de la contradicción al aire. El electorado pedía sangre metafórica. Vencedor y vencido. Pugilato. Los voceros encontraron que el anterior enfrentamiento había quedado soso ante las cámaras. Era necesario más espectáculo.
Los dos más relevantes candidatos a presidir el reino se zurrían la badana por televisión, emparedados entre anuncios publicitarios a precio de oro. Aunque ninguno se pronunció tampoco sobre los compromisos geopolíticos, y la indignidad de las alianzas rotas en interés de las élites económicas. Sáhara.
Al mismo tiempo, resulta conmovedor leer el desnudo columnista de las vestales amamantadas por la Prensa, llamando a la plebe al voto por la simple razón de que ellas van a votar.
Desde luego, al rey y a Botín les da igual quien gane. Ellos ganan siempre. Así es la cosa. |
. |
|
|
|