El paro antropológico
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14/01/2013
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Cuando a un ser lo forjan, lo educan, lo moldean, lo condicionan hasta la médula en la cultura bíblica del trabajo; y luego desde el mismo arriba que lo educa así le arrancan esa raíz social,impidiéndole la posibilidad de trabajar; considerando que es perfectamente prescindible...Cuando, como ahora mismo o en el anterior crack de 1929, opinan que ya no es necesario y se le abandona a su suerte, en el desguace de las piezas inservibles, en el limbo de la intemperie, tirado en el abajo de la exclusión y sin nada que rascar ¿qué se espera de él?

Por lo pronto, no es de extrañar que en su carácter sobrevenga el desequilibrio, anide el pájaro siniestro del rencor, se desparrame por los suelos su autoestima y brote algún tipo de amarga violencia contra sí mismo o contra los demás.

Precisamente por eso se inventaron los jueces, los curas y las Fuerzas de Orden Público. Para atemperar o disuadir.

En esta España de vodevil maloliente, el paro laboral tiene sus alegóricas canciones.Aunque las cante un indio argentino.

Trabajo, quiero trabajo
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