El recorte más canalla |
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03/10/2012 |
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En su tétrico afán economicista, el gobierno del Partido Popular ha prácticamente eliminado, sin piedad alguna, la Ley de Dependencia. Para salvar los muebles electoralistas gallegos y vascos, no la ha erradicado formalmente del todo. Simplemente ha vaciado su contenido, recortando brutalmente su presupuesto. Se suprimen los servicios de rehabilitación, se hace pagar los traslados en ambulancia, se ponen trabas a las declaraciones de invalidez... Y cosas por el estilo.
En el extremo opuesto de la desgracia, la máxima representante del Fondo Monetario Internacional (FMI) aplaude con entusiasmo las medidas de Rajoy y su ministro De Güitos, dándole unas palmaditas de ánimo en el lomo: "muy bien, muy valiente lo que están haciendo”. Por su parte, el vicepresidente económico de la UE ha declarado que, en cuanto al espinoso asunto de las pensiones, el gobierno español “está yendo incluso más allá de lo que se le pide”. En un momento de respuesta contestataria en las calles, Rajoy saliva de satisfacción por el respaldo de los organismos de la élite del neoliberalismo global. El es el elegido para salvar a España en este aciago trance económico.
¿Y cómo ha caído el recorte letal de las ayudas entre los afectados? Las organizaciones de amparo a las personas dependientes claman al cielo y aún no se lo pueden creer del todo. Han tildado esta medida de ser "el recorte más canalla”.
En efecto, los dependientes son aquellos ciudadanos más débiles e indefensos, los postrados, los anulados por la enfermedad o deficiencia física o mental, las víctimas habitantes del capítulo del dolor...los improductivos crónicos. A estos les ha llegado su hora PP. Sin fisioterapia y atención adecuada a muchos el cuerpo se les convertirá en un muñón; muchos de ellos morirán. Morirán por decisión del gobierno. Pues qué le vamos a hacer. Menos gasto. Menos déficit público. Que acudan a las mutuas "filantrópicas" y a los seguros de pronto pago.
El liberalismo cree en la versión más soez de Darwin, acerca de la supervivencia y capacidad de adaptación al medio de los más fuertes. Aforundamente, aún no llegamos al descaro clínico del Doktor Mengele, pero de seguir así, por el camino de la salud rentable... no sería nada extraño. Pero, en definitiva ¿somos simplemente fieras biológicas en acción? ¿dónde poner el límite de lo útil? ¿es la pura dentellada al competidor la mejor herramienta social? En primer lugar, somos ppatéticos.
Y dentro de este contexto, de una crueldad sin paliativos, ¿dónde quedan los fundamentos cristianos que le ponen atemperador barniz al insaciable monstruo del dinero? Los agraviados del sacrificio de la ley de dependencia se duelen de que la guillotina la haya perpetrado “un gobierno de inspiración democristiana”. Criaturas...
los discapaciados y la Defensora del pueblo
También se extrañan aunque no tanto del silencio de la Iglesia, a la que se supone que, como mandan sus cánones, está obligada a ejercer la compasión cristiana; preferentemente con los “bienaventurados”: tullidos, lisiados, incurables, menesterosos y los discapacitados en general. Pero no. Por lo que se ve, la Iglesia católica, apostólica y romana hace tiempo que cambió las alas del Espíritu Santo por un puñado de lentejas del Estado. Concretamente, once mil millones de euros de los Presupuestos son las lentejas que sirven para ignorar las calamidades y los estragos sociales del gobierno terrenal español.
Ya se sabe y está dicho: A Dios lo que es de Dios (la pompa litúrgica y la teoría metafísica del Bien) y a César lo que es del César (el mutismo de la complicidad con las canalladas).
Y los misereres de esta Tierra que no den la lata y que se mueran (Padre nuestro que estás en los cielos...). Después de todo, algún castigo divino habrán merecido para estar así.
Al fin y al cabo tan sólo somos polvo y por lo tanto hijos del polvo. Amén. |
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