Prohibido nombrar "Ferrari" en chino y otras censuras del "Mundo Feliz"
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07/09/2012
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No hace falta ser un águila, ni tampoco sumergirse en grandes profundidades filosóficas, para poder percatarse de los grandes trazos "civilizatorios" a los que está sometida la humanidad. Como siempre, el arte se anticipó, la literatura lo dijo. Los autores proféticos fueron Aldous Huxley y Georges Orwell. Ellos lo vieron venir y los escribieron en un tono crítico; modo de alertar para que no fuera así de terrorífico el destino del ser humano.

En “Un mundo feliz” las religiones clásicas eran ya una entelequia, paleología del espíritu, agua (bendita) sobrepasada por la dinámica materialista de la Historia. Ha triunfado la ciencia aliada con el sistema organizativo. No hay moralinas, ni siquiera se conoce la ética. Los libros están secuestrados. No existe la duda: sólo hay automatismos de las conductas. No hay dolor, ese tradicional aliado sadomasoquista del catolicismo del pasado: sufrir para redimirse. Hay pastillas de soma para liberar difusas ansiedades o simplemente el aburrimiento. La Utopía se ha hecho carne. La liberación sexual es un ejercicio púbico tan natural como socialmente obligatorio. Gimnástico. Eliminador de tensión. Sin misterio ni frenos emocionales. Natural. Bonobo. Todas las necesidades están previstas y cubiertas. Todo está programado. La divertida evasión se logra consumiendo sofisticados artilugios para juegos suministrados por el Estado. La rebeldía es innecesaria y no se conoce. Tampoco se sabe nada de las antiguas clases sociales. Los individuos han sido programados en laboratorio para pertenecer a un determinado e inamovible escalón jerárquico. Alfa,beta, gamma...Las criaturas no se generan en el vientre de lals mujeres. No hay procreación vivípara, y decir “madre” es una blasfemia intolerable.

En el “Mundo Neofeliz” de ahora, siglo XXI, todavía el influyente clero arcaico genera agrias y obsoletas polémicas sobre el derecho de la mujer al aborto. En esa misma línea, los religiosos arremeten obsesiva y dogmáticamente contra el ejercicio del sexo. Más apocalíptica les resulta la práctica de la homosexualidad, a la que definen contra natura, por evitar la procreación vivípara común y corriente. Esta obsesión pauloviana por el sexo resulta ser un soma primitivo, pero es el sancta santorum del consumo que mueve la rueda del sistema. Es el salvaje, el personaje compulsivo, el fuera de sí, la meca de la publicidad que lo inunda todo. Comprar es lo más. Ser un triunfador para poder adquirir lujos y echar los mejores polvos biológicos. No obstante, hay un amplio mercado de otros somas hipócritas, drogas seudoclandestinas, espectáculos alienantes diversos, reality shows...Todo ello todavía en un estadio de imperfección manifiestamente mejorable. Pero la tendencia es inexorable en Eurasia y América.

No obstante la perfección de la pasividad inducida por el hedonismo simplón, las élites vigilan cualquier anomalía, cualquier atisbo de disidencia. Y cuando este se produce actúan de inmediato, para que no haya lugar al peligroso contagio de hacerse preguntas. A los disidentes les envían al tormentoso exilio de las islas Falklands (Malvinas).

Y en Asia propiamente dicha, el dragón chino ha optado por el más rijoso estilo de propaganda y censura del “Gran Hermano”. Tras una historia de sometimiento a los absolutistas mandarines medievales, en la era moderna llegó Mao e implantó el comunismo más ortodoxo, durante un tiempo. Luego llegó Deng y lo desmaoizó todo con el apotegma del “gato negro o gato blanco, la cosa es que cace ratones”. Y el tigre abrazó el capitalismo. El invento de China parecía imposible por antitético. Un omnipotente partido estalinista único tiranizando la realidad, al tiempo que se impone una economía ultracapitalista de mercado. Y los chinos a obedecer porque el ojo del estado lo sabe todo y lo controla todo y los castigos suelen ser mortales. La censura está a la orden del día y alcanza incluso y sobre todo a Internet. No hay escapatoria. Salvo emigrar y poner una tienda de frutas en Occidente.

Las masas chinas producen de todo y sin parar, para la exportación y la recaudación de divisas. La moneda yuan ya se equipara con el dólar. China compra tierras y países. China quiere ser la hiiperpotencia líder del mundo.
Pero la corrupción se ha instalado entre las élites del politburo. Las jóvenes generaciones se han lanzado al consumismo disipador. Los hijos de las élites del Partido conducen “Ferrari”, el símbolo del lujo capitalista. Por un trágico accidente automovilístico se ha sabido la vida que disfrutan los hijos únicos de los dirigentes “comunistas”. Mientras estos jóvenes contaminados del vicio occidental se exhiben al volante de sus Ferrari, una buena parte del inmenso país sufre hambre y necesidades básicas. Un escándalo para un modelo de sociedad ideológica donde se mezcla, sin aparente contradicción, el agua fría con el aceite.¿Solución al escándalo? Sin dua,purgas en la sombra de la nomenklatura. Pero, por el momento, los dirigentes del Big Brother chino han ordenado suprimir las palabras “Ferrari” y “accidente”. Así es.

“Mundo feliz” o “Gran Hermano”. Al poder tan solo le interesa que le calienten la oreja con la propaganda. Los periodistas comprometidos con la verdad, mueren (Rusia,etc...) o se quedan sin trabajo. Sin plataforma donde contar lo que averiguan acerca de loas interminables abusos y crímenes del poder.

Al respecto, una anécdota de andar por casa. Recuerdo haber puesto en marcha y dirigido un periódico semanal que se llamaba “la Realidad”. El acoso del caciquismo del ladrillo y sus cómplices en las administraciones fue constante. Atacaban en los tribunales por la vía civil, buscando la ruina de la publicación. Hasta que encontraron una jueza que nos “obsequió” con una histórica condena de 120.000 euros, sin parangón e España. El “derecho al honor” del entonces secretario general del PP tuvo la culpa. A pesar de estar recurrido el fallo, la misma jueza decretó, en 24 horas, el “embargo preventivo” de la cabecera y los bienes de la empresa editora. Fin de la publicación y 30 profesionales al paro. Tras la apelación, la cosa se quedó en 12.000 euros. Nunca más se supo de Montesquieu y la democrática separación de poderes en el Estado español-español.

Viene este recordatorio al caso porque los jerifaltes del gobierno PP y sus encomenderos se acaban de cargar, hace unos días, el programa de Radio 3 "Carne Cruda". Este era el único espacio sensible con verdad a los dramas y vicisitudes sociales, en estos tiempos de piedra y oportunismo. Seguro que el argumento utilizado es el sobado imperativo de la neutralidad en un medio público. El argumento es falaz y hiede. Pero aún les da resultado porque cuentan con el factor olvido. La niebla de la indiferencia nos nos deja ver e interiorizar la anticipadora advertencia del poeta Bertold Brech. "Primero vinieron a por......" Y yo no hice nada.
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