Iniquidades |
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05/09/2012 |
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¿Qué hijoputa mundo es este donde si no tienes unos papeles no eres un ser humano sino un problema, un estorbo, algo de lo que hay que desprenderse, un excremento a barrer, fumigar y olvidar seguidamente, como si nunca se hubiera cruzado en nuestro camino? Sin embargo, los inmigrantes vienen dispuestos a limpiar retretes, con tal de sobrevivir.
En nombre de la humanidad, no me llames extranjero, ni me explotes, ni me expulses...
España devuelve a Marruecos unos inmigrantes subsaharianos que se habían adherido a la roca de la pelada isla de Tierra, en su esperada salvación de la miseria. Al mismo tiempo, este gobierno de cafres en flor suprime a casi un millón de inmigrantes sin papeles de la sanidad pública.Erase: ya no estáis en la memoria de los ordenadores, ya podéis enfermar, sufrir dolor o morir, que el sistema os ha borrado del mapa. Ya sois estadística pasada, un cero a la izquierda que supone un ahorro para el Estado de 1.500 millones. Eso y sólo eso es lo que cuenta. A partir de esta ilegal y canalla decisión, que viola la propia Ley de Extranjería, ya no interesa lo que el corrupto gobierno del primo marroquí haga con ellos.
expulsión
inmigrantes expulsados
Dados los precedentes del respeto a los Derechos humanos del moro vecino, es de temer lo peor. Y encima, como es habitual, el gobierno de Rajoy les habrá pagado con creces el favor, mediante los consabidos "convenios de cooperación bilateral". Así, con el placet marroquí, las mafias de los traficantes de carne humana seguirán operando desde sus puertos. Todos saben quienes son y dónde están. Intocables. Es un excelente negocio.
Y luego estos se dicen cristianos. La ministra de la Salud, Ana Mato, es miembro del Opus Dei. Tanta jeta no puede ser posible. Las mesnadas del PP son católicas y comulgan, se dan golpes de pecho, se aplican leves penitencias sin contrición alguna. Siguen las consignas del Vaticano como manera de estar en esta vida y aspiran a la salvación eterna de sus almas en el más allá. Claro que el papa Beneficio XVI nada ha dicho o hecho de serio y solemne contra el tráfico de carne humana esclava en pleno siglo XXI. Estamos urbi et orbe con el progreso del mundo del rostro pálido. Los ricos son los ricos y los negros son los negros. Y estos están para lo que están. El escrito destino de Africa es el de suministro de materias primas y barata mano de obra (elástica): cuando hay bonanza económica, se deja entrar unos cuantos; y cuando, como ahora, hay recesión, se los rechaza;, se expulsa masa humana y allá penas. Para eso está la ley, que se cumple con rigor o se incumple a conveniencia. Y las alambradas fronterizas y los ejércitos armados del Orden vigente, que obedecen esta lógica infrahumana de conveniencia.
Consecuentemente con Roma, tampoco Rouco y sus cuates de la púrpura dicen nada de los negros que arriban como carne humana en patera y aspiran a poder comer pan o mendrugos. En este planeta somos 7.000 millones de bocas y en alguna parte tienen que buscar que comer. Los medios de comunicación dan parte, diariamente, de esas personas desesperadas por la necesidad llegan a las costas españolas. Pero los clérigos están muy ocupados recaudando haberes, intrigando insidias para distraer el IBI de sus bienes raíces, persiguiendo abortistas, separando a los niños de las niñas en los colegios, denostando la homosexualidad mientras aprecian babeantes las turgentes nalgas en movimiento de los adolescentes masculinos en las sacristías. Difícil no caer en la tentación. Según ha confesado recientemente un viejo verde fraile, “los niños son seductores”. Luego los portavoces eclesiales lo han disculpado por viejo: se habría ido de la lengua y porque chochea. El Papa mismo ya había dicho que es un "misterio" la razón de los abusos sexuales con niños por parte de sacerdotes. Así pues, la versión oficial es que los curas desconocen el mariconismo. Curiosamente, una de las confesadas razones de la iglesia contra el matrimonio homosexual es que “pervierten” a los hijos adoptados.
Todo eso creo que lo llaman, en su terminología catecúmena, sepulcros blanqueados. En fin. |
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