La Kukutza , demolición controlada
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24/09/2011
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Derriban con toda alevosía un edificio que está incluido como patrimonio industrial a conservar en el planeamiento urbanístico de Bilbao. Lo echa abajo la autoridad vertical porque ese inmueble estaba okupado desde hace más de 10 años por el movimiento cultural Kukutza. Así pues, se trata una vez más de una “operación limpieza”. Las autoridades están afiliadas al axioma de “muerto el perro, se acabó la rabia”. Si no hay edificio no hay okupas.

Una vez más colisionan la creatividad posible y popular con el parné. Cuando se pretende una estrategia de ciudad ”vistosa”, parque temático de cultureta, con su guinda Guggenheim al frente, una aséptica Cultura basada en el acontecimiento y en la rentabilidad del paso turístico por taquilla, hace feo la presencia de una kultura de base inconformista o disidente. Este es un tiempo de ostentación y grandilocuencia arquitectónica. Una manera de impresionar a los espíritus cuitados y timoratos, a base de edificios suntuosos donde se exhibe la banalidad de la nada con burbujas.

Ese truco y es muy viejo y carca. La edificación de catedrales góticas ya la puso en pie la iglesia católica, al mismo tiempo que quemaba herejes en la parrilla de la Inquisición. Los herejes eran okupas y gentes de mal vivir que no comulgaban con la religión dominante. En aquel entonces, eran tiempos medievales con monarquías de inspiración teocrática. Hoy es el momento de una monarquía comulgante con inciensos marca Rouco-Ratzinger, muy alejada de los postulados del barón de Montesquieu y su democrática separación de poderes en el Estado.

En consonancia con este vivificante contexto, las nuevas catedrales de cristal y cemento son el recurso grandilocuente y fácil de quien no tiene nada que decir; al tiempo que pretende perdurar en el asombro y se niega a que le enmienden la plana las viejas y nuevas verdades circulatorias.

Los parastéticos inmuebles emanados de los arquitectos Pritzker, sumos sacerdotes del lápiz que dibuja la realidad deseada y cara, se imponen y compiten en la ciudades que se pretenden importantes o significativas. El lujo atrae a las masas medias y les vacía el bolso turístico.

Girar en el vacío es mejor que verse sustituido en el mando Cultural. Con la ayuda de los jueces polivalentes, ya casi no es necesario el potro del tormento ni la hoguera purificante. Basta con la publicidad del patrocinio o sponsor y la severa aplicación del ninguneo sistemático del individuo o colectivo pecador contra el statu quo sacramental.

Al igual que antes Barcelona en su día y Berlín, el antiguo Bilbao metalúrgico opta por el diseño relamido y señorito que otorga a la gente en general el pasivo papel de espectador pagano de pago.

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