Ya hemos llegado a ello |
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03/09/2009 |
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“Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate.
Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a ellos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, seguida por la recesión, hasta el día que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”.
Pues ya hemos llegado a ello. Ha costado mucha sangre, dolor e historia, pero al fin nuestras vidas y haciendas (las de los americanos y las del resto) están en las manos de los usureros de la banca internacional. Y quieren más. Siempre quieren más. Las pensiones, el sistema público de salud, las autopistas del transporte, los canales de televisión, los otros medios informativos y publicitarios...¿Para qué tanto? Para conseguir el hormiguero perfecto, donde ellos serían los reyes y todos los demás los obedientes aportadores de cosas. ¿Para qué si no amasar sin límite? Ni siquiera disimulan: el objetivo hacerse con el control del planeta...o lo que quede de él cuando hayan conseguido totalmente sus propósitos.
Y enfrente de sus ejércitos y de su policía, cuyas armas, uniformes, salarios y cursillos de formación también pagamos los plebeyos, únicamente hay una débil minoría vociferando a cuerpo limpio. La ciudadanía común reza paralizada y cómplice para que no le falte del todo la droga del consumo. Ya se empiezan a manifestar los primeros casos de síndrome de abstinencia, al cortarse el grifo del dinero: gestualidad desabrida sin venir a cuento, alucinatorios síndromes hipotecarios, humillante venta de enseres de una acariciada prosperidad, prostitución diversa, violencias arbitrarias...Se verán más. La crisis no ha hecho más que empezar y los banqueros están en su elemento. Usura inmoral pero legal.
Los miembros de las élites financieras son, ya, los nuevos aristócratas; son los dueños del mundo y la vieja “sangre azul” está, como todos los demás, endeudada con su club y suplicando préstamos. En este preciso momento, los banqueros son los únicos beneficiarios de una crisis propiciada por ellos mismos. No sólo hacen negocio y nos cobran por guardar nuestro dinero sino que los gobiernos se apresuran a nutrir sus cajas de caudales con dinero público. Están tan felices que no dan crédito.
El clarividente y profético texto fue escrito en el año 1.802, Su autor ¿acaso un peligroso saboteador de la democracia, algún incendiario antisistema, quizá un abyecto ácrata en trance de demolición institucional? Nada de eso. Este claro repudio a la banca, siempre conspiradora y cicatera, era la suprema y autorizada convicción del carismático Thomas Jefferson, tercer presidente de los EEUU, en una carta dirigida al secretario del Tesoro de su gobierno.
Adorando al dinero, la humanidad camina para atrás. Igual que los cangrejos. |
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