Cartelera electoral |
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13/02/2009 |
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Nunca se repetirá bastante que la política es sobre todo espectáculo con escenario, foso, palcos, patio de butacas y gallinero. Para no albergar frustraciones que envenenan la sangre y desquician el sistema nervioso, conviene caerse de una vez por todas del guindo teórico de la vocación por "transformar la sociedad", "el servicio a los demás" y todo éso que los protagonistas dicen de dientes para afuera, a modo de justificación de su actividad. Puede que en un tiempo remoto fuera así, pero ya no lo es desde hace mucho. Más o menos desde que la usura se convirtió en banca y tomó el poder real.
La principal motivación de un político es actuar y ganarse al público. Al perder su significado profundo, la política se mimetizó con el mundo de la farándula. Se ve con claridad cuando es momento de campaña electoral. El político actúa, se transforma en un fakir encantador de serpientes o en un charlatán de feria, vendiendo peines sin púas o ungüentos curalotodo y milagros fantásticos; come cristales, doma leones y pulgas, maneja las fibras emocionales que obnubilan la razón y buscan por encima de todo el éxito del aplauso del boleto con su nombre en las urnas. Son estrellas del show business, actores, músicos, contorsionistas de la representación, siempre pendientes del piloto rojo de la cámara que les enfoca...Cuando las campañas electorales los votantes somos ciudadanos. Una vez pasada la gira promocional, volvemos a ser el público que asiste estupefacto a la representación de la obra de siempre, en el teatro estable de siempre. Con otros cuatro años en cartel garantizados. |
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